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jueves, 27 de junio de 2013

Erase una vez...



 
Creíamos que este era el cuento de nunca acabar, pero al final... fuimos felices y comimos perdices...
 
¿Te cuento un cuento?
 
 
 
 
Aquí te dejo el enlace a nuestra secuencia didáctica. Te servirá para trabajar los pasados a través de los cuentos... ¿Te lo vas a perder?

El Maravilloso Mundo de los Cuentos

Guía Didáctica de la Tarea Final Tics

Esta es la guía didáctica de nuestra maravillosa website sobre "El Maravilloso Mundo de los Cuentos". No te olvides de echarle un vistazo si vas a trabajar con esta secuencia didáctica. ¡Te dará algunas claves!

TRABAJO FINAL MUL 111 TIC APLICADAS A LA ENSEÑANZA DE ELE-1

domingo, 14 de abril de 2013

La Cantante Calva

Me gustaría que trabajasemos un poco sobre esta obra de teatro del absurdo que escribió Ionesco.
Lo primero es conocer un poquito más a este dramaturgo y el porqué de La Cantate Calva.
 
Por Eugène Ionesco
La Tragedia Del Lenguaje
 
En 1948, antes de escribir mi primera pieza: La cantante calva, no quería convertirme en un autor teatral. Ambicionaba simplemente aprender inglés. El aprendizaje del inglés no conduce necesariamente a la dramaturgia. Al contrario, me convertí en un autor teatral porque no logré aprender inglés. Tampoco escribí estas piezas para vengarme de mi fracaso, aunque se haya dicho que La cantante calva era una sátira de la burguesía inglesa. Si hubiera querido y no hubiera logrado aprender italiano, ruso o turco, se hubiera podido decir igualmente que la pieza resultante de ese esfuerzo vano era una sátira de la sociedad italiana, rusa o turca. Me doy cuenta que debo explicarme. He aquí lo que me sucedió: para aprender inglés compré, pues, hace nueve o diez años, un manual de conversación franco-inglesa, al uso de los principiantes. Me puse a trabajar. Copié concienzudamente las frases extraídas de mi manual para aprenderlas de memoria. Releyéndolas atentamente, no aprendí inglés pero sí, en cambio, verdades sorprendentes: que hay siete días en la semana, por ejemplo, lo que, por otra parte, sabía; o bien, que abajo está el suelo, arriba el techo, lo que sabía igualmente, quizá, pero en lo cual nunca había reflexionado seriamente o que había olvidado, y que me parecía de pronto tan asombroso como indiscutiblemente cierto. Tengo sin duda bastante espíritu filosófico como para darme cuenta que lo que transcribía a mi cuaderno no eran simples frases inglesas en su traducción inglesa sino verdades fundamentales, comprobaciones profundas. No por eso abandoné aún el estudio del inglés. Felizmente, pues, después de las verdades universales el autor del manual me revelaba verdades particulares; y para ello este autor, inspirado, sin duda, en el método platónico, las expresaba por medio del diálogo. A partir de la tercera lección aparecían dos personajes que nunca supe si eran reales o inventados: el señor y la señora Smith, una pareja de ingleses. Ante mi gran asombro, la señora Smith informaba a su marido que tenían varios hijos, que vivían en los alrededores de Londres, que su apellido era Smith, que el señor Smith era empleado de oficina, que tenían una sirvienta, Mary, también inglesa, que tenían, desde hace veinte años, unos amigos llamados Martin, que su casa era un palacio, pues "la casa de un inglés es un verdadero palacio". Yo pensaba que el señor Smith debía estar un poco al corriente de todo aquello; pero, vaya a saber, hay gente tan distraída; por otra parte, es bueno recordar a nuestros semejantes cosas que pueden olvidar, de las cuales no tienen suficiente conciencia. Además de esas verdades particulares permanentes, se daban a conocer otras verdades del momento: por ejemplo, que los Smith acababan de cenar y que eran las nueve de la noche, hora inglesa, de acuerdo con el reloj de pared. Me permito señalar el carácter indudable, perfectamente axiomático, de las afirmaciones de la señora Smith, así como la manera típicamente cartesiana de razonar del autor de mi manual de inglés, pues, lo que era notable, era la progresión superiormente metódica de la búsqueda de la verdad. En la quincuagésima lección llegaban los Martin; la conversación se entablaba entre los cuatro y, sobre los axiomas elementales se edificaban las verdades más complejas: "el campo es más tranquilo que una ciudad populosa", afirmaban unos; "sí, pero en la ciudad la población es más densa, hay muchos negocios", replicaban los otros, lo que es igualmente cierto y prueba, además, que verdades antagónicas pueden coexistir perfectamente. Tuve entonces una revelación. Ya no se trataba para mí de perfeccionar mi conocimiento de la lengua inglesa. Consagrarme a enriquecer mi vocabulario inglés, aprender palabras para traducir en otra lengua lo que podía igualmente decir en francés, sin tener en cuenta el "contenido" de esas palabras, lo que me revelaban, hubiera sido caer en el pecado del formalismo que hoy los directores del pensamiento condenan con justa razón. Mi ambición era mucho mayor: comunicar a mis contemporáneos las verdades esenciales reveladas por el manual de conversación franco-inglesa. Por otra parte, los diálogos de los Smith y de los Martin eran propiamente teatro, ya que teatro es diálogo. Lo que tenía que hacer, pues, era una pieza de teatro. Escribí así La cantante calva, que es por consiguiente una obra teatral específicamente didáctica. (...) (Comienzo de una charla pronunciada en los Institutos Franceses de Italia, 1958)
 
Vamos a escuchar la primera parte de esta obra de teatro:

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Aquí tenemos el texto:
 
ESCENA I Interior burgués inglés, con sillones ingleses. Velada inglesa. El señor SMITH, inglés, en su sillón y con sus zapatillas inglesas, fuma su pipa inglesa y lee un diario inglés, junto a una chimenea inglesa. Tiene anteojos ingleses y un bigotito gris inglés. A su lado, en otro sillón inglés, la señora SMITH, inglesa, remienda unos calcetines ingleses. Un largo momento de silencio inglés. El reloj de chimenea inglés hace oír diecisiete toques ingleses.
 
SRA. SMITH: ¡Vaya, son las nueve! Hemos comido sopa, pescado, patatas con tocino, y ensalada inglesa. Los niños han bebido agua inglesa. Hemos comido bien esta noche. Eso es porque vivimos en los suburbios de Londres y nos apellidamos Smith.
 
SR. SMITH: (continuando su lectura, chasquea la lengua).
 
SRA. SMITH: Las patatas están muy bien con tocino, y el aceite de la ensalada no estaba rancio. El aceite del almacenero de la esquina es de mucho mejor calidad que el aceite del almacenero de enfrente, y también mejor que el aceite del almacenero del final de la cuesta. Pero con ello no quiero decir que el aceite de aquéllos sea malo.
 
SR. SMITH: (continuando su lectura, chasquea la lengua).
 
SRA. SMITH: Sin embargo, el aceite del almacenero de la esquina sigue siendo el mejor.
 
SR. SMITH: (continuando su lectura, chasquea la lengua).
 
SRA. SMITH: Esta vez Mary ha cocido bien las patatas. La vez anterior no las había cocido bien. A mí no me gustan sino cuando están bien cocidas.
 
SR. SMITH: (continuando su lectura, chasquea la lengua).

SRA. SMITH: El pescado era fresco. Me he chupado los dedos. Lo he repetido dos veces. No, tres veces. Eso me hace ir al retrete. Tú también has comido tres raciones. Sin embargo, la tercera vez has tomado menos que las dos primeras, en tanto que yo he tomado mucho más. Esta noche he comido mejor que tú. ¿Cómo es eso? Ordinariamente eres tú quien come más. No es el apetito lo que te falta.
 
SR. SMITH: (continuando su lectura, chasquea la lengua).
 
SRA. SMITH: No obstante, la sopa estaba quizás un poco demasiado salada. Tenía más sal que tú. ¡Ja, ja! Tenía también demasiados puerros y no las cebollas suficientes. Lamento no haberle aconsejado a Mary que le añadiera un poco de anís estrellado. La próxima vez me ocuparé de ello.
 
SR. SMITH: (continuando su lectura, chasquea la lengua).
 
SRA. SMITH: Nuestro rapazuelo habría querido beber cerveza, le gustaría beberla a grandes tragos, pues se te parece. ¿Has visto cómo en la mesa tenía la vista fija en la botella? Pero yo vertí en su vaso agua de la garrafa. Tenía sed y la bebió. Elena se parece a mí: es buena mujer de su casa, económica, y toca el piano. Nunca pide de beber cerveza inglesa. Es como nuestra hijita, que sólo bebe leche y no come más que gachas. Se ve que sólo tiene dos años. Se llama Peggy. La tarta de membrillo y de fríjoles estaba formidable. Tal vez habría estado bien beber, en el postre, un vasito de vino de Borgoña australiano, pero no he llevado el vino a la mesa para no dar a los niños un mal ejemplo de gula. Hay que enseñarles a ser sobrios y mesurados en la vida.
 
SR. SMITH: (continuando su lectura, chasquea la lengua).
SRA. SMITH: La señora Parker conoce un almacenero rumano, llamado Popesco Rosenfeld, que acaba de llegar de Constantinopla. Es un gran especialista en yogurt. Posee diploma de la escuela de fabricantes de yogurt de Andrinópolis. Mañana iré a comprarle una gran olla de yogurt rumano folklórico. No hay con frecuencia cosas como ésa aquí, en los alrededores de Londres.
SR. SMITH: (continuando su lectura, chasquea la lengua).
 
SRA. SMITH: El yogurt es excelente para el estómago, los riñones, el apéndice y la apoteosis. Eso es lo que me dijo el doctor Mackenzie-King, que atiende a los niños de nuestros vecinos, los Johns. Es un buen médico. Se puede tener confianza en él. Nunca recomienda más medicamentos que los que ha experimentado él mismo. Antes de operar a Parker se hizo operar el hígado sin estar enfermo.
 
 
Se pueden trabajar muchas cosas a partir de esta escena. A mí me gustaría que, esta vez, los alumnos pongan en marcha su creatividad. Sería genial que el Sr. Smith respondiese con palabras en lugar de chasquear la lengua. ¿Qué creéis que va a decir? Vamos a hacer un diálogo de este absurdo monólogo.

miércoles, 3 de abril de 2013

lunes, 1 de abril de 2013

Prezi y Gazpacho!


 
 
 
Hoy vamos a utilizar Prezi para una gastronómica actividad en el aula. ¿Qué mejor que hacer un gazpacho para aprender un poquito más sobre la cultura española?
 
Aquí os dejo el ejemplo.
 
¡Buen provecho!
 


http://prezi.com/ignyadsoxjwi/gazpacho/?kw=view-ignyadsoxjwi&rc=ref-36355135

sábado, 23 de marzo de 2013

De Madrid, al cielo

De Madrid, al cielo by Pulsarín
De Madrid, al cielo, a photo by Pulsarín on Flickr.

¿Qué os parece si hoy nos dedicamos a conocer mejor Madrid? Podemos buscar fotos de los lugares más emblemáticos y averiguar qué saben nuestros alumnos de esta gran ciudad...